En el marco del día contra el trabajo infantil (12 de junio), la ONG española Ayuda en Acción denuncia la grave situación de trabajo infantil peligroso y las formas contemporáneas de esclavitud en las que se encuentran miles de niñas, niños y adolescentes en Paraguay. En el país sudamericano, donde la organización ejecuta un proyecto con apoyo de la Junta de Andalucía, miles de menores son víctimas de la trata de personas y el criadazgo. Se trata de una práctica invisibilizada social y jurídicamente en el país, que genera daños irreversibles para la salud y el desarrollo de la infancia y se desarrolla en entornos de pobreza y desigualdad.
Con el objetivo de dar solución a esta grave situación, Ayuda en Acción y la Agencia Andaluza de Cooperación al Desarrollo (AACID) se han unido a la Coordinadora por los Derechos de la Infancia y la Adolescencia (CDIA), entidad referente en Paraguay con una larga trayectoria en la defensa de derechos humanos. “Esta alianza supone un paso importante en nuestro trabajo de visibilizar la situación, apoyar al sistema de protección para mejorar los mecanismos de actuación del Estado y la articulación con la sociedad civil”, declara Aníbal Cabrera Echeverría, responsable de la dirección ejecutiva en CDIA.
Violencia sexual hacia niñas en situación de criadazgo y trata de personas: un círculo perverso deshumanizante
El criadazgo consiste en el envío de niñas y adolescentes procedentes de hogares en situación de pobreza –principalmente, desde las zonas rurales–, con familias que prometen asegurar el acceso a la alimentación y educación a cambio de realizar un trabajo doméstico no remunerado. Se estima que en Paraguay esta situación afecta al menos a 47.000 menores, aunque pocos casos se notifican, al ser una situación normalizada por la sociedad.
En este país de poco más de siete millones de habitantes, los datos oficiales indican que la pobreza alcanza a más del 26,9% de la población. La infancia se lleva la peor parte: el 47,4% de las personas en situación de pobreza tienen entre 0 y 17 años. En concreto, las niñas en situación de criadazgo –criaditas, como se las denomina coloquialmente– quedan expuestas a todo tipo de violencias, incluida la explotación laboral y violencia sexual, ejercida principalmente por varones de las familias receptoras. Muchas niñas acaban en redes de trata tras escapar de las casas donde han sido enviadas a trabajar ante la imposibilidad de volver con sus familias. Según las últimas cifras conocidas, 9 de cada 10 adolescentes explotadas sexualmente fueron víctimas de criadazgo con anterioridad.
Como señala Josué Díaz, responsable del proyecto en la delegación de Ayuda en Acción en Andalucía, “el criadazgo, como toda forma de trabajo infantil, supone una vulneración grave de los derechos humanos que deriva a menudo en otras formas de violencia como abuso sexual o trata, lo que contribuye de forma determinante a la perpetuación de la pobreza”.
Casas de acogida para niñas y adolescentes
Ayuda en Acción y CDIA, a través de la Fundación Buen Pastor, basan su trabajo en la atención directa a niñas y adolescentes en casas de acogida especializadas que hasta hace seis años no existían en Paraguay. “Pretendemos fortalecer la atención que reciben en las casas de acogida las víctimas de criadazgo, trata y violencia sexual, con un enfoque centrado en el buen trato, en la recuperación emocional y en la reinserción sociolaboral”, señala Josué Díaz.
El trabajo de ambas organizaciones, con el apoyo de AACID, para poner fin a esta forma de trabajo infantil va más allá de la atención directa. Busca fortalecer la capacidad institucional y la respuesta por parte de instituciones públicas a nivel municipal, departamental y nacional a través del Ministerio de la Niñez y la Adolescencia y la Corte Suprema de Justicia de Paraguay, principales partes implicadas. “Es necesario no solo incrementar la voluntad política de las autoridades del país, sino también aumentar el presupuesto público para garantizar derechos para todas las personas, en especial los de niños, niñas y adolescentes”, aseguran desde CDIA.
Para su éxito, el proyecto requiere de la implicación de la juventud. De ahí que se trabaje en la creación de una red de jóvenes activistas que realizan una tarea de sensibilización. “Queremos conseguir que esta sea la última generación en Paraguay que entiende el criadazgo como algo normal”, señala Josué Díaz, responsable del proyecto en Ayuda en Acción.