¿En qué se parecen un botijo y el sombrero de una arrocera de Myanmar? Aparentemente no tienen nada que ver, pero en realidad usan la misma técnica: el enfriamiento por evaporación del agua. Y, además, se trata de dos remedios de bajo coste que muestran cómo las personas de lugares tan distantes como Andalucía o el sudeste asiático han usado desde mucho tiempo atrás fórmulas a su alcance para adaptarse a las altas temperaturas.
Ante mensajes centrados en el colapso climático, resiliencia y acción, individual y colectiva. Para las ONGD, este aprendizaje mutuo se incorpora a muchos de los procesos de desarrollo en los países con los que cooperan: desde los saberes de las defensoras del territorio a soluciones basadas en la naturaleza para la gestión del agua o recursos arquitectónicos:
Los arquitectos de Delhi, una ciudad que enfrenta olas de calor muy intensas, se inspiraron en las técnicas de construcción del siglo XVI. Las ventanas Jaali son un entramado de pequeños agujeros del tamaño del grosor del mármol o la piedra arenisca. Esto reduce el resplandor directo del sol y podría bajar las temperaturas nocturnas en el interior.
Las temperaturas pueden reducirse por dentro y por fuera pintando los techos de blanco. En Freetown, Sierra Leona, el proyecto "Enfriar Freetown" de la organización sin fines de lucro MEER está recubriendo los techos con una película similar a un espejo para bajar la temperatura interna al reflejar los rayos del sol y reducir el efecto de "isla de calor" de las ciudades.
Tejidos
Podríamos aprender mucho del pueblo beduino, nómadas que habitan en los desiertos del norte de África que han vivido en climas cálidos y secos durante siglos, donde las temperaturas del desierto promedian los 38°C por día. La ropa beduina a menudo consiste en trajes de algodón blancos o negros. El tejido negro absorbe más calor, pero como se lleva muy holgado, el aire del interior sube por efecto de convección y el calor no llega a la piel. Las cubiertas para la cabeza también protegen de los rayos del sol.
Los antiguos egipcios colgaban juncos mojados en puertas y ventanas. A medida que pasa el aire caliente, el líquido se evapora y enfría el interior. Algunas personas copian este método hoy usando toallas mojadas.
El verano ya llegó (de verdad)
Empieza el verano y cada día nos llegan titulares sobre el impacto del calor en hogares, barrios y ciudades. Por un lado, tenemos recopilatorios sobre el 2023 siendo el año más caluroso de la historia a nivel mundial (según información de la NASA) o el tercero en España desde 1961, cuando comenzaron las mediciones. Y, por el otro, nos llegan proyecciones para los meses que tenemos por delante que no son nada halagüeñas: la AEMET calcula que estaremos unos dos grados por encima de la media y que los fenómenos meteorológicos extremos serán más y de una mayor envergadura.
Son datos científicos contrastados, pero la buena noticia es que sí existen medidas accesibles para familias y hogares que son eficientes por su bajo o nulo consumo energético. Podemos ayudar a que todas, y especialmente las personas más vulnerables a nuestro alrededor (personas ancianas, enfermas y menores) lo lleven un poquito mejor y a que vecinas y vecinos en los barrios y ciudades también vean que participan en la adaptación al cambio climático en sus comunidades e, incluso, a la mitigación de sus efectos.
MEDIDAS INDIVIDUALES
Más allá de ventiladores o aires acondicionados, la actuación sobre varios elementos presentes en las casas pueden rebajar la temperatura en su interior, de forma bastante sencilla y energéticamente eficiente:
En cuanto al cortinaje, cuanto más tupido mejor puesto que evitará que el calor exterior penetre y, en cualquier caso e independientemente de su grosor, una buena medida es tener a mano un difusor con agua y rociar las telas a primera hora de la mañana o al volver a casa tras el trabajo. Gracias a la evaporación del agua, el calor se invertirá y se refrescará el interior.
MEDIDAS COLECTIVAS
Las soluciones anteriores son fácilmente aplicables a espacios públicos, ya que responden a los mismos principios físicos y pueden contribuir a disminuir la temperatura de calles y plazas:
Estas propuestas, acciones e iniciativas ayudan a mitigar las altas temperaturas tanto a nivel individual en los hogares como de forma colectiva a través de propuestas de urbanismo climático. De forma especial, el reverdecimiento de zonas comunes, la apertura de refugios climáticos o las replanificaciones urbanas se ha demostrado que contribuyen significativamente para hacer las ciudades más vivibles en los meses de verano.
Un paso más allá
Las acciones colectivas pueden dar un paso más en el apoyo a organizaciones que realizan incidencia a distintos niveles para lograr políticas que promuevan la justicia climática. Ecologistas en Acción, Greenpeace, Oxfam Intermón, Fridays For Future y La Coordinadora de Organizaciones para el Desarrollo han demandado al Gobierno de España por inacción ante el cambio climático. Estas organizaciones esperan que el Constitucional corrija la decisión del Tribunal Supremo que desestimó esta demanda. La reciente sentencia histórica del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que por primera vez condena a un Estado (Suiza) por no proteger a su población frente al cambio climático, puede suponer un giro en este proceso.