Las dificultades de acceso a la vivienda incrementan el sinhogarismo y desencadenan nuevos problemas de salud mental

7 noviembre, 2025
noticias

9 de cada 10 casos de sinhogarismo rompen con el estereotipo de vivir en la calle. Son personas que pueden llegar a esta situación de forma temporal tras perder el trabajo o sufrir malos tratos. Las dificultades de acceso a la vivienda llevan a personas con trabajo a tener que residir en albergues. Los problemas de salud mental no tratados pueden llevar a la pérdida de la red de apoyo y al sinhogarismo, pero muchas veces son fruto del hecho de vivir en la calle. Expertos en salud mental y sinhogarismo han participado en la cuarta edición de R-Conecta, una iniciativa de los centros de San Juan de Dios en Madrid, en la que se ha analizado cuáles son los retos en este campo.

La salud mental de las personas sin hogar ha centrado la cuarta edición de R-Conecta, una iniciativa de los centros de San Juan de Dios en Madrid puesta en marcha para analizar y reflexionar sobre el estado de la salud mental en colectivos especialmente vulnerables.

La sesión ha sido inaugurada por el director general de San Juan de Dios en Madrid, Juan José Afonso, que ha hecho hincapié en la importancia de analizar la situación del sinhogarismo en nuestro país y adecuar los recursos a las necesidades de estas personas. “Los problemas de salud mental son, a veces, un detonante del sinhogarismo y otras la consecuencia. Debemos poner nuestros esfuerzos en la detección y el manejo de estos casos, pero también en la prevención, evitando, de un lado, que personas con problemas de salud mental pierdan su red de apoyo por no recibir una adecuada atención y, de otro, que la gente acabe en la calle”.

El acto ha contado también con la intervención de Elena Urdaneta, directora territorial de la Unidad Territorial III de esta institución, que ha explicado cómo “el modelo actual de atención dirigido a personas sin hogar debe ser un modelo que tenga en cuenta la elevada prevalencia de problemas de salud mental y cronicidad que presentan. Esa es una de nuestras prioridades, prestarles una atención integral que se adapte a sus necesidades. En esta misma línea, hemos puesto en marcha también centros dirigidos a personas sin hogar con enfermedades de salud mental que necesitan una atención muy específica como el Errodo Gure-Etxea en San Sebastián”.

La vivienda como desencadenante

Durante el encuentro, se ha puesto de manifiesto cómo los problemas de acceso a la vivienda están llevando a que personas que tienen trabajo tengan que residir en albergues. El problema repercute en que el tiempo de espera para acceder a este recurso sea cada vez mayor. “En la ciudad de Barcelona, la que más recursos tiene de Cataluña en este ámbito, el tiempo medio desde que se inicia el proceso es de 8 meses. El impacto en la salud mental es evidente y mayor cuanto más se prolongue la situación de vivir en la calle o en viviendas que no cumplen unas condiciones mínimas de habitabilidad y salubridad”. Así lo ha contado Yolanda Osorio, psiquiatra del Parc Sanitari Sant Joan de Déu y coordinadora del programa ESMES que, en colaboración con el Ayuntamiento de Barcelona, atiende a personas con problemas de salud mental grave que se encuentran en la calle.

Sinhogarismo hoy

Entre los ponentes también la presidenta de FACIAM (Federación de Asociaciones de Ayuda a Personas Sin Hogar) y responsable de exclusión social de Cáritas, Susana Fernández, quien se ha referido al perfil actual de las personas sin hogar en nuestro país: “ya no se trata únicamente de personas con adicciones o problemas de salud mental sino que también afecta a familias y a jóvenes que, por distintas circunstancias, han perdido su vivienda. Así como a población migrante que llega a nuestro país y carece de una red de apoyo que facilite su integración”.

Este último colectivo, además, ha subrayado Yolanda Osorio, se enfrenta a un doble problema y es que más allá de los obstáculos que encuentran para obtener los permisos de trabajo, cuando los tienen e incluso consiguen acceder a un empleo, no encuentran quien les alquile una vivienda. Para Yolanda Osorio el problema son “los prejuicios que se tiene hacia la población migrante y que depende mucho de cuál sea su país de procedencia. Quienes alquilan prefieren que sean de aquí”.

Salud mental y sinhogarismo

El sinhogarismo, han matizado, no sólo se refiere a aquellos que viven en la calle de forma prolongada e incluso crónica. De hecho, este es el 10% de las personas sin hogar. En el 90% de los casos las personas que llegan a esta situación lo hace de manera temporal y bien por su red de apoyo familiar bien por la intervención de los servicios sociales consiguen un lugar donde vivir. Si hablamos de salud mental, la prevalencia de este tipo de problemas en la población sin hogar varía mucho cuando la situación se cronifica, oscilando, en este caso, entre el 40 y el 60%. En situaciones temporales, la prevalencia gira en torno al 14%. Lo que está claro es que ambas están estrechamente relacionadas. Así, ha señalado Juan Manuel Rodilla, director de Intervención e Innovación Social de San Juan de Dios Valencia, “la presencia de patologías de salud mental es un factor de riesgo de sinhogarismo como lo es también tener un nivel de ingresos bajo, haber sufrido maltrato o no tener redes de apoyo, pero no debemos dejar de lado que la falta de vivienda, como cualquier otro tipo de crisis o trauma, puede actuar como catalizador o exacerbar enfermedades de salud mental, generando trastornos que antes no existían”.

En esta misma línea, ha señalado Maribel Cebrecos, jefa de la Unidad Técnica del Centro de Acogida San Isidro de la Dirección General de inclusión social y cooperación al desarrollo del Ayuntamiento de Madrid, “es muy difícil que una persona que vive o ha vivido en la calle no tenga comprometida su salud mental de alguna manera, ya sea como causa o como consecuencia”.

“Nuestras investigaciones –ha continuado Juan Manuel Rodilla- permiten identificar cómo las personas con más tiempo de estancia en calle presentan una mayor presencia de patologías de salud mental, por lo tanto, debemos tener en cuenta que permitir que una persona se encuentre en situación de sinhogarismo le va a abocar a sufrir patologías de salud mental que a su vez dificultarán que pueda encontrar una salida a su situación”.

Para romper el círculo, ha subrayado, la clave está en la prevención y eso pasa, de un lado, por evitar que la persona llegue al extremo de quedarse sin hogar y, de otro, porque aquellos que sufren algún problema de salud mental sean tratados de manera rápida y efectiva. Y es que, ha añadido, “tener un diagnóstico y un tratamiento permite que la persona pueda seguir llevando una vida autónoma y no pierda sus redes de apoyo, que es lo puede hacer que se vea abocada al sinhogarismo”.

Acudir donde está la persona

En su intervención, Yolanda Osorio ha explicado las claves del programa ESMES que se basa en acudir allí donde hay una persona que vive en la calle y puede presentar un problema de salud mental grave. Los educadores de calle, ha señalado, son quienes detectan estos casos y trasladan la alerta a su equipo, un equipo multidisciplinar del que forman parte psiquiatras y enfermeras de salud mental, entre otros profesionales. A veces, la demanda puede llegar del entorno, como los vecinos, o de la propia policía. “El equipo acude allí donde está la persona, en la calle, en un bar… suelen llamar la atención porque hablan solas, presentan un bloqueo mental o generan algún desorden… y, por supuesto, no siempre quieren ser atendidas”. Por ello, el primer paso es generar un vínculo con ellos, un vínculo que puede costar semanas o meses y que, si se consigue, permite llegar a pautar las sesiones en consulta. La clave, explica la coordinadora del programa, “es que nunca damos un caso por perdido. Buscamos a la persona e insistimos el tiempo que haga falta para poder prestarle la ayuda que necesita”.

En algunos casos, la persona puede suponer un peligro para sí misma o quizás para otros. En este tipo de situaciones, ha subrayado, “podemos decidir hacer un traslado involuntario para hacer un abordaje en régimen hospitalario. En estos casos somos muy cuidadosos y lo hacemos siempre respetando la dignidad de la persona”. Muchos de estos pacientes presentan problemas graves como esquizofrenia y también es habitual el consumo de alcohol y drogas. Si bien este es el perfil que muchas personas tienen en mente cuando se habla de sinhogarismo, Yolanda Osorio ha insistido en que se trata de una minoría pero que, por estar en la calle, es más visible para la población.

En primera persona

El encuentro ha contado también con el testimonio en primera persona de Ángel, un usuario del albergue de Santa María de la Paz, uno de los dos que San Juan de Dios España tiene en Madrid. Ángel ha contado cómo durante años, tras tres matrimonios fracasados y perderlo todo, acabó compartiendo un piso sin calefacción ni agua caliente donde fue víctima de robos y malos tratos por parte de su compañero. Los problemas de ansiedad que ya entonces padecía le llevaron a la adicción, primero a las benzodiacepinas y después también a la cocaína. Su llegada a Santa María de la Paz en 2023, ha explicado, supuso el inicio de un tratamiento que le ha permitido no sólo abandonar sus adicciones sino recuperar la estabilidad que necesitaba y la autoestima.

 

Suscríbete al boletín de la Coordinadora

Suscripción al boletín
chevron-down