La Ayuda Oficial al Desarrollo mundial se estancó en 2023 y España perdió posiciones

Europa, segunda región receptora de AODUna de las mayores incoherencias de esta situación es el hecho de que Europa se haya convertido en la segunda región receptora de AOD, con un 17,5% del total de los fondos. El primer país receptor mundial de ayuda es Ucrania; de hecho, el apoyo a este país cuadriplica la suma de la ayuda destinada a todos los países de América Latina y el Caribe. Tal situación hace que los países más pobres -denominados “Países menos avanzados “ (PMA)- concentren menos de una cuarta parte de la AOD pese a los reiterados compromisos internacionales para incrementar el apoyo que reciben.

Otra de las cuestiones preocupantes es que  la llamada ayuda programable -contribuciones de los países donantes que, al ser programadas, se alinean mejor con las estrategias de desarrollo definidas por los países receptores- ha disminuido un 3%. Esto significa que este tipo de apoyo alcanza mínimos históricos: según los datos del CAD, supone menos de la mitad de la AOD bilateral (tan solo un 43,7%). Esto tiene graves consecuencias sobre la efectividad de la ayuda  puesto que supone que los países receptores tienen menor control e influencia en el apoyo que reciben.

España, con los deberes por hacer

España no sale muy bien retratada en la fotografía que realiza la OCDE. Se confirma su posición en los últimos puestos con un 0,24% destinado a cooperación, se ubica muy por debajo de los grandes países europeos en el puesto 23 de los 31 países donantes del CAD. Incluso países de mucho menor tamaño y población como Suiza, Países Bajos o Suecia siguen aportando más recursos que España. Esta situación contrasta con lo contemplado en la Ley de Cooperación para el Desarrollo Sostenible y la Justicia Global (aprobada precisamente en 2023) que establece el compromiso de cumplir con el 0,7% y convertir a España en referente internacional en esa materia.

2025: no hay excusas

Aunque los datos consolidados en este informe del CAD pertenecen a 2023, todo apunta a que los de 2024 acentuarán las carencias y limitaciones de la AOD, tanto la  internacional como la española. Es esencial que 2025 sea un año de cambio de rumbo en la materia. En el caso de España, apelamos a la responsabilidad política, sobre todo teniendo en cuenta que el próximo mes de junio Sevilla acoge la IV Conferencia de Financiación para el Desarrollo; una oportunidad única para demostrar en qué lugar queremos situarnos y, sobre todo, para cumplir lo contemplado por la Ley.

Desde la sociedad civil estamos pidiendo cambios sustanciales en la arquitectura financiera internacional y en la gobernanza del sistema de cooperación. Exigimos modelos más democráticos e inclusivos; proponemos una Convención de Naciones Unidas para la Cooperación Internacional para el Desarrollo, así como compromisos y calendarios firmes para alcanzar el 0,7% comprometido. España debe dar un salto cualitativo y cuantitativo, no hay excusas posibles. La enorme complejidad del contexto internacional y lo establecido por la Ley así lo exigen. Es urgente desarrollar la Ley, el Plan Director de la Cooperación Española y la reforma de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo.

Es vital alcanzar un acuerdo vinculante que establezca una senda de crecimiento de la AOD de aquí a 2030; y, por tanto, es esencial que la cooperación tenga el lugar que merece en las negociaciones sobre los presupuestos generales del Estado. No hacerlo significaría volver a la espalda a más casi el 77% de la población que, según datos del CIS, es partidaria de apoyar a los países en situaciones más complejas.

Información complementaria: 

FOTO: MPDL

 

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