Recursos hay, el problema es que están mal repartidos. El planeta sufre múltiples crisis que afectan a millones de personas en todo el mundo: emergencia climática, desigualdad, hambre, guerras, violaciones de derechos humanos… Y mientras esto ocurre, se gastan billones en armas y combustibles fósiles; el sistema financiero beneficia a unos pocos a costa de ahogar a la mayoría: faltan recursos para educación, sanidad, cuidados o asistencia humanitaria. ¿Cómo es posible? Si seguimos así, será imposible cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible hasta 2030 y no cumplirlos significará un impacto enorme en personas que ya están en una situación extrema.
Necesitamos una economía que cuide, repare y proteja la vida.
¿Qué tiene que ver todo esto con la Conferencia que acoge Sevilla? Tiene que ver mucho y la sociedad civil mundial lo tiene muy claro. Con el fin de influir en este encuentro y conseguir compromisos firmes, organizaciones sociales de todo el mundo demandan ocho cuestiones que ponen los puntos sobre las íes y demuestra que dinero hay, solo hace falta voluntad política.
- Democracia en las decisiones económicas globales. No es posible que los países ricos sigan controlando el sistema financiero mundial. Los países del Sur global también deben tener un papel relevante.
- Que las grandes fortunas y empresas paguen los impuestos que les corresponden. Esto exige establecer impuestos justos y progresivos, poner fin a los paraísos fiscales y establecer normas globales para que los más ricos no eludan sus responsabilidades fiscales.
- Deuda: cancelar lo injusto y reformar el sistema. Muchos países están atrapados en deudas que no deberían haber asumido. Es urgente contar con una convención internacional que establezca normas justas en este sentido.
- Regular el poder de las grandes empresas y el sistema financiero. Garantizar que las empresas respetan los derechos humanos y el medioambiente mediante un tratado de Naciones Unidas de obligado cumplimiento.
- Más cooperación y sin paternalismos. La cooperación no debe entenderse como “ayuda de ricos a pobres”, sino como justicia global y reparación histórica. Debe cumplirse, de una vez por todas, el compromiso del 0,7% para Ayuda Oficial al Desarrollo.
- Invertir en cuidados, justicia climática y de género. Se necesitan inversiones en sistemas públicos de cuidados e integrar los enfoques feministas, interseccionales y ecológicos en todas las decisiones económicas.
- Financiación climática sin trampas. No puede contarse como “ayuda” cuestiones que en realidad no lo son; debe garantizarse la protección del planeta y el apoyo a quien más lo necesita, y todo ello sin generar más deuda.
- Escuchar y financiar a la sociedad civil. Con el fin de garantizar los procesos democráticos, las organizaciones sociales deben tener voz en las decisiones y contar con recursos suficientes para ejercer su rol con rigor.
Esta conferencia es una oportunidad única. Los gobiernos deben actuar con valentía y justicia. Deben cumplir sus compromisos y ponerse del lado de las personas y el planeta, no del dinero.
La economía no puede seguir decidiéndose solo por hombres trajeados en despachos con puertas cerradas. Necesitamos una economía que cuide, repare y proteja la vida.